A menudo la cerveza es una bebida empleada a nivel social después de un evento deportivo atribuyéndole supuestas propiedades beneficiosas para la recuperación muscular.

Pero ¿está realmente fundamentada esta recomendación?

Las directrices para una recuperación óptima después de la práctica deportiva enfatizan la importancia de una adecuada hidratación, el reabastecimiento de glucógeno muscular a través de carbohidratos, la ingestión de proteínas para la reparación muscular, así como la reposición de electrolitos perdidos durante el ejercicio. En este sentido, encontramos estudios que avalan el consumo de cerveza como recuperador post ejercicio dada su composición en agua, carbohidratos y varios micronutrientes, no obstante, aunque la cerveza contiene todos estos nutrientes, la cantidad y/o concentración no es la adecuada para lograr alcanzar una óptima recuperación. Veámoslo…

Pues bien, en cuanto a los carbohidratos se refiere, la cerveza suele rondar el 4-5% y es que las recomendaciones actuales acerca de las bebidas de recuperación nos dicen que lo ideal para una correcta recuperación después de la práctica deportiva es que esa bebida contenga una concentración entre el 7,5 y el 8,7%. En cuanto al sodio (recordemos que es uno de los principales electrolitos en el cuerpo con un papel esencial en la hidratación, la función muscular y el equilibrio electrolítico), la cerveza contiene cantidades alrededor de los 40-50mg/L, lo que está bastante por debajo de lo que se recomienda para las bebidas de recuperación, que es la de 920-1120mg/L. Y además, en cuanto a las proteínas, para la  recuperación se estima consumir unos 0,3g/kg después del esfuerzo y una cerveza de 33cL contiene alrededor de 1,5g.

También, y muy importante es tener presente que su contenido en alcohol tiene efectos diuréticos e interfiere con los procesos de recuperación muscular y de la síntesis proteica pudiendo incluso afectar a la calidad del sueño.

En resumen, si bien la cerveza puede contener ciertos nutrientes que podrían ser beneficiosos para la recuperación muscular, como hidratos de carbono y antioxidantes, su contenido en alcohol y sus efectos negativos en la deshidratación y síntesis proteica la convierten en una opción poco atractiva para la recuperación post-ejercicio, además de que su consumo favorece que estemos desplazando el consumo de otro tipo de alimentos más adecuados y por ende más específicos para el fin que nos ocupa, la recuperación muscular y el rendimiento deportivo.

Ahora bien, más allá de pensar en una óptima recuperación física, en ocasiones tendemos a dejar de lado la parte social y psicológica asociada al momento post entrenamiento o competición, por lo que esa “cervecita fría”, forma parte de una experiencia social que podría contribuir a mantener el equilibrio entre cuerpo y mente.

Aún así, lo que hay que tener presente es que está cada vez más demostrado que el consumo de alcohol, incluso en pequeñas dosis, es perjudicial para el organismo con potenciales riesgos para la salud.

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